Mijail Koltsov
No he leído el libro (Diario de la guerra de España) de Koltsov. No tengo ahora tiempo para «hazañas bélicas» y, en todo caso, su interés es otro, pues este hombre y lo que escribía, gustaba a Stalin. Eso de por sí ya mengua mis esperanzas sobre su talento literario. No me suele gustar lo que a los patanes les entusiasma y a Dzhugashvili le entusiasmaban mucho las crónicas de Koltsov… hasta que le mandó matar.
Sin embargo la vida de este hombre, y sobre todo su muerte, definen ejemplarmente el concepto de «canalla abnegado» porque él sabía lo que ocurría, sabía que la matanza era, antes de ser matanza, la inversión pervertida de la verdad y no obstante, lamía las botas del georgiano, arqueaba el lomo cuando éste le daba una palmadita, proporcionaba ornato a la catástrofe y a la contrarrevolución y, finalmente, con una mueca de atónita estupidez, se preguntaba qué había pasado si él no había hecho nada.
El 27 de septiembre de 1938, Yezhov envió a Stalin su primer «informe especial» sobre Mijail Koltsov. En la primera página el georgiano garabateó «convocar a Koltsov». El trece de diciembre fue detenido, pero entre tanto sucedieron cosas.
En la primavera anterior Stalin lo invitó a su palco, lo invitó a hacer la presentación de la «Historia del partido bolchevique» editada por el propio Stalin, es decir, falsificada bajo su directa supervisión, se le nombró miembro corresponsal de la Academia de Ciencias… era el perro dilecto del amo y se sentía feliz. El 12 de diciembre pronunció su conferencia presentando la «historia» estalinista del Partido. Después, cuando llegó a su despacho de la redacción de Pravda, los hombres de Yezhov se lo llevaron.
A su hermano Yefimov le había comentado: «no entiendo qué ha ocurrido, pero siento que algo ha cambiado. Me pregunto desde dónde sopla este viento que no augura nada bueno».
El viento ese se había hecho notar un año antes, en la primavera del 37 cuando Stalin le hizo algunas preguntas en presencia de Kaganovich, Molotov, Vorosholov y del propio Yezhov. Sobre esa entrevista Koltsov escribió lo siguiente:
«Se plantó frente a mí, con los brazos cruzados en el pecho, se inclinó y me preguntó: ¿Cómo te llamas en español? ¿Migel?. Yo contesté: Miguel, camarada Stalin. ¡Muy bien, don Miguel, Nosotros, nobles españoles, le agradecemos cordialmente su informe, de lo más interesante. Le deseo lo mejor, don Miguel. Hasta pronto. ¡Estoy al servicio de la Unión Soviética, camarada Stalin. Me dirigía a la puerta cuando me llamó de nuevo e inició una extraña conversación: ¿Tiene un revólver, camarada Koltsov?. Completamente desconcertado, contesté: Sí, camarada Stalin. ¿No estará pensando en suicidarse, verdad?. Aún más perplejo, le contesté: Por supuesto que no. Jamás me ha pasado por la cabeza. Stalin sólo dijo: Excelente, Excelente. Gracias de nuevo, camarada Koltsov. Nos veremos pronto, don Miguel».
La desgracia de Koltsov empezó a fraguarse cuando en el 36 fue designado como acompañante de André Gide en su viaje a la URSS. En noviembre del 36 Gide publicó su libro «Regreso de la URSS». Koltsov se dedicó a acusar a Gide de «trotskysmo» y a denunciar ese libro como una «sucia calumnia». No sabía, que al mismo tiempo que él acusaba a otros de «trotskystas» sabiendo, sabiendo de sobra, que la cosa llevaba implícita la pena de muerte, había llegado una carta secreta, dirigida personalmente a Stalin y remitida por André Marty desde Albacete, base de las brigadas internacionales, de las que el tal Marty era, por encargo de la Komintern, Inspector General:
«En otras ocasiones, camarada Stalin, ya llamé su atención sobre las actividades de Koltsov que quedan fuera de la prerrogativa de su corresponsal pero le han sido usurpadas arbitrariamente por él. Su interferencia en cuestiones militares utilizando su posición de representante de Moscú merece condena. Sin embargo, ahora me gustaría llamar su atención sobre circunstancias más serias que espero que usted, camarada Stalin, también considere cercanas a la traición.
1.- Junto con su compañero inseparable André Malrauz, Koltsov entró en contacto con el POUM trotskysta. Si tenemos en cuenta las viejas simpatías de Koltsov hacia Trotsky, esos contactos no son casuales.
2.- La llamada esposa civil de Koltsov, Maria Osten es, no me cabe duda de ello, una agente secreto del servicio de inteligencia alemán. Estoy convencido de que muchos fracasos en los enfrentamientos militares con el fascismo son consecuencia de sus actividades de espionaje.
Firmado_ André Marty
Base de las Brigadas Internacionales, Albacete, España».
En la Lubianka, Koltsov escribió su última novela, acusando a todos de todo. El juicio se celebró el 1 de febrero de 1939 en sesión secreta presidida por una conocida alimaña estalinista: Vasili Ulrij.
Koltsov, antes de morir, tuvo un último destello humano. Cuando Ulrij le preguntó si admitía los cargos, en el acta del juicio consta: «se declara no culpable de ningún cargo presentado en la acusación. Todas las declaraciones fueron escritas por él personalmente tras cinco meses de graves palizas y torturas, y no son más que mentiras e invenciones. Todo el volumen 2 de sus confesiones ha sido producido bajo la presión de sus acusadores. Declara que la confesión fue obtenida mediante los golpes asestados por los interrogadores…». Fue condenado a muerte por fusilamiento y la pena se ejecutó el 2 de febrero de 1940″.
Años antes, en el 38, había comentado a su hermano: «¿Qué está pasando? ¿Cómo hemos llegado a tener de pronto tantos enemigos? ¡Son personas que conocemos desde hace años, con las que convivimos codo con codo durante años! ¡Comandantes del Ejército, héroes de la guerra civil, veteranos del partido! Y por algún motivo , en cuanto están entre rejas inmediatamente confiesan que son enemigos del pueblo, esías, agentes de servicios de inteligencia extranjeros. ¿Qué está pasando? Creo que me estoy volviendo loco. Como miembro de la dirección editorial de Pravda, periodista conocido y diputado parlamentario, debería poder explicar a los demás el significado de lo que está ocurriendo, los motivos de tantas denuncias y detenciones. Pero de hecho, como un pequeñoburgués aterrorizado, no sé nada; no entiendo nada. Estoy perplejo, a ciegas».
Algo parecido le pregunté yo, hace algunos años, a una pariente putativa lejana cuyo padre había estado, como adjunto o algo parecido, con Antonov Obsenko en Barcelona: ¿Toñi, cuando hicieron volver a Obsenko a Moscú, lo detuvieron y lo fusilaron tu padre y tú no os preguntasteis si era inocente, no pensasteis que era imposible que ese hombre hubiera hecho lo que decían que había hecho, no tuvisteis alguna duda sobre su inocencia, no se os pasó por un momento la idea de que el criminal era el que le mandaba matar, vuestro Stalin, y no la víctima? No, ni ella ni su padre tuvieron ninguna duda. En tales deshechos convirtió el estalinismo a hombres y mujeres.
http://lolabits.es/manke/Documentos/Ebooks/Mijail+Koltsov+-+Diario_de_la_Guerra_de_Espana,3168664.epub