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LA REPÚBLICA CONTRA LA REVOLUCIÓN

Guardias civiles conduciendo una cuerda de presos durante el periodo insurreccional que siguió a la proclamación de la República

Guardias civiles conduciendo una cuerda de presos durante el periodo insurreccional que siguió a la proclamación de la República

¿Qué fue la II República? Un régimen de clase, en un tiempo de revolución, encarnizadamente contrarevolucionario. Sólo en año y medio de vigencia de la República, se habían producido 30 huelgas generales, 3.600 huelgas parciales y 161 suspensiones de periódicos. Y como consecuencia, 400 muertos, 9.000 detenciones y 160 deportaciones.

Ya en el periodo constituyente la República se dotó de un aparato represivo que ni siquiera tuvo que ser modificado por Franco: La Ley de Defensa de la República, la Ley de Orden Público, la Ley de Asociaciones y la Ley de Vagos y Maleantes (que sí, era una ley de la República, no de Franco).

Todo ese aparato legislativo fue usado, inmediatamente, contra el movimiento obrero, que alimentó la población reclusa de las cárceles con más diligencia de lo que había hecho la propia monarquía.

Más irónico aún es que la Ley de Asociaciones, parida por Largo Caballero, impusiera el control policial de las organizaciones obreras y de sus militantes, especificando sus funciones y cargos y sus domicilios particulares.

La Ley de Orden Público (ahora nos asusta y con razón la de Seguridad Ciudadana) permitía la detención de cualquiera, sin orden judicial y sin delito flagrante.

En cuanto a la Ley de Vagos y Maleantes aplicaba la cláusula de «vagos» fuera a cualquiera que careciese de ocupación conocida en el momento de la detención, es decir, podía hacerse preso a cualquier parado y, desde luego, a cualquier a esos que, entonces, se llamaban «revolucionarios profesionales», pues la revolución no era una ocupación conocida. Pero por si alguno se escapaba a este tipo delictivo, estaba también, la cláusula de «maleantes» que comprendía a todos aquellos, con ocupación o sin ella, que fueran considerados peligrosos por los «Tribunales Especiales». La Ley de Vagos, etc fue ya aplicada organizaciones obreras en el periodo constituyente, pero después, en el bienio negro, se convirtió en el instrumento contrarevolucionario más eficaz.

No hubo otra República. En los meses de julio a noviembre del 36, el poder de los Comités no llegó nunca a organizarse. Desaparecido el Estado, esas formas de gobierno obrero fue el único poder existente, pero dejado subsistir el Gabinete del Frente Popular y, sobre todo, el control de los fondos del Banco de España en manos de la UGT, es decir, de Largo Caballero, se dio ocasión a que el capitalismo desaparecido después del 19 de julio, comenzara a reconstruirse y lo primero que tal gabinete hizo fue ir nutriendo los cuerpos de carabineros, guardia civil (cambiado el nombre por guardia nacional) y guardias de asalto con chusma y emboscados de cualquier tipo.

Noviembre del 36 fue el mes en el que, lentamente, comenzaron los primeros intentos serios de desarmar a la clase obrera. Las primeras armas rusas (las armas ligeras, fusiles y pistolas, fueron las únicas que llegaron en cantidad) se utilizaron para armar a la «nueva» guardia civil y a los guardias de asalto. Las milicias de retaguardia se empezaron a enviar al frente, al mismo tiempo que de esos frentes se sustraían las mejores armas y los peores gañanes, para recuperar el poder en la retaguardia… Mientras el PCE convocaba manifestaciones con las cínicas consignas de «más pan y menos comités» o «todas las armas al frente»…