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TINA MODOTTI Y LA TRAGEDIA DE LA ABNEGACIÓN CANALLA

Tina Modotti fotografiada por Edward Weston

Tina Modotti fotografiada por Edward Weston

Tina Modotti era una de esas mujeres cuya manifiesta dulzura quedó aplastada por el siglo XX y el derrumbe de todos los criterios morales.

Fue amante de Edward Weston, autor de la serie de desnudos a la que pertenece esta fotografía y de Diego Rivera, que consiguió evitar su expulsión de Méjito cuando se la acusó de conspirar para asesinar al entonces presidente Pascual Ortiz Rubio. Finalmente acabó en los brazos de Vitorio Vidali, un matón abnegado a las órdenes del «timonel» georgiano, lo que hizo que la Medianoche del Siglo se ciñera a su talle definitivamente y hasta el día de su muerte.

Se la consideró sospechosa de participar en el asesinato del comunista cubano Julio Antonio Mella, él también, sospechoso de vínculos con la oposición trotskista. La Modotti caminaba junto a Mella en el momento en que éste fue tiroteado y todos los indicios vinculan a Vidali con aquella muerte.

Tina Modotti acabó en España, junto con Vidali y, por lo tanto, dentro del estrecho círculo de asesinos de la NKVD que componían individuos como Orlov, Eitingon (ambos directamente implicados en el asesinato de Trotsky) el alemán Herz, el húngaro Geroe o el propio Vidali.

De la actividad, de este grupo en España, el caso más conocido es el asesinato de Andreu Nin, planeado por Orlov y Vidali, del cual, por tanto, Tina Modotti no pudo estar muy lejos.

Para Pierre Broué y otros hombres de la época, como Félix Ibarra, no hay dudas de su condición de agente de Stalin, cosa que no parece razonable negar teniendo en cuenta que en España vivió en medio del círculo de Orlov y Eitingon, hombres claves en la represión del POUM y de la CNT y en la preparación y ejecución del asesinato de Trotsky, pero quizás lo que de forma más clara delata la turbia vida de esta mujer, fue su muerte.

Según escribió Claudio Albertani «Tina murió en 1942 de infarto, en un taxi. No faltaron las dudas sobre una posible responsabilidad de Vidali, ya que Modotti sabía muchas cosas y, lo que es peor, empezaba a tener dudas. Es sabido que la GPU empleaba venenos que ocasionan paros cardiacos sin dejar rastro; como siempre, sin embargo, no hubo pruebas. Elena Garro (primera esposa de Octavio Paz) quien a la sazón frecuentaba los medios stalinistas, cuenta que su amiga Angélica Selke le dijo: “yo creo que Carlos (Vitorio Vidali) se la cargó…”

El asesinato de leales agentes con demasiados conocimientos, desde Yagoda o Yezov, hasta Kachkétine, el comandante del campo de concentración de Vorkuta, donde se reagrupó y se asesinó por miles a prisioneros «trotskistas», o del propio Orlov, que escapó de la muerte desertando cuando fue llamado a Moscú, era una práctica habitual del carnicero georgiano, para el que no había favores ni servicios que valieran una vida.