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STALIN: MEJOR MATAR TROTSKISTAS QUE A FRANCO

Kim Philby (Harold Adrian Russell Philby)

Kim Philby (Harold Adrian Russell Philby)

No se puede decir que Stalin quisiera la victoria de Franco, pero había otras cosas que quería menos aún, sobre todo a partir de finales del 37 y principios del 38, cuando ya se empezaba a trabajar seriamente en un pacto con Hitler.

Como el Oseta consideraba que la mejor forma de solucionar un problema era matar a los hombres que causaban el problema, parece que hizo ciertos intentos de matar a Franco.

Tres agentes fueron enviados con esa intención a la zona fascista: Grigori M. Semiónov, oficial de inteligencia militar, Artur Stashevsky y Dristaps Salnins, recibieron el encargo, en la primavera de 1937, de infiltrase en la región de Riotinto y Aroche para «liquidar a varios dirigentes del movimiento fascista». No mataron a ninguno. En realidad se dedicaron, con éxito, a organizar operaciones de guerrilla y sabotaje.

Una mujer, Elli Bronina, también oficial de la inteligencia militar, fue encargada de tal misión, misión que no cumplió, evidentemente.

Por su parte, la NKVD recurrió a Kim Philby (Harold Adrian Russell Philby, en la fotografía) uno o el principal de los que luego se conocieron como los cinco de Cambridge.

«El NKVD, a su vez, dio órdenes a su residente ilegal en Londres, Theodor Maly (luego llamado a Moscú por Yezhov y pasado por las armas) de enviar a Kim Philby, cuyo nombre en clave era Söhnchen, como corresponsal de guerra con el ejército de Franco. El agente estaba bien informado de que su objetivo era encontrar la manera de acercarse al Generalísimo y matarlo. A pesar de que Philby era un entusiasta, Maly informó al Centro de que Söhnchen no sería capaz de cumplir la misión. En Mayo, cuando regresó a Londres, Maly informó al Centro de que Kim sin duda no era el hombre adecuado para esa tarea especial, es decir, asesinar.
A pesar de que Maly recibió órdenes de seguir preparando a Philby para la misión, así como de intesificar sus esfuerzos para acercarse lo máximo posible al círculo íntimo de Franco, estaba claro que se necesitaba un candidato de reserva. Grigúlevich era el candidato ideal en todos los sentidos» (Volodarsky: El caso Orlov).

Ninguno de los «intentos» de matar a Franco, parecen haberse tomado en serio y, sin embargo, en ese momento, las prioridades de Stalin dieron signo de haber cambiado. Yagoda fue destituido y pasado por las armas. En su lugar fue nombrado Nikolai Yezhov, alias «enano sanguinario» y comenzó en la URSS la Yezhovshchina, el Gran Terror. Desde ese momento, Franco, como objetivo de los liquidadores de la NKVD, fue abandonado. El Oseta grasiento dedicó la élite de sus asesinos en España (Nahum Isaakovich Eitingon, luego encargado de preparar el asesinato definitivo de Trotsky) no a matar a Franco, sino a matar «trotskystas».

«En diciembre de 1936 el Comité Ejecutivo de la Komintern (ECCI) informó al PCE: ‘Ocurra lo que ocurra, hay que lograr la destrucción final de los trotskistas, exponiéndolos a las masas como un servicio secreto fascista que realiza acciones de provocación al servicio de Hitler y el general Franco para intentar dividir el Frente Popular llevando a cabo una campaña difamatoria contra la Unión Soviética, un servicio secreto que ayudaba activamente al fascismo en España».

El 11 de diciembre de 1936 llegó al PCE el siguiente telegrama dirigido a José Días, al argentino Codovilla y a Pedro (el húngaro Erno Gero, otro de los asesinos selectos del Oseta):

De: MOSCÚ
A: MADRID
Nº .-
LUIS (Codovilla), PEPE (Díaz), PEDRO (Gerö)
Il faut prendre orientation à la liquidation politique des Trotskistes comme contre-révolutionnaires agents GESTAPO, Après campagne politique éloigner du gouvernement local et tous les organes. Supprimer presse, expulser tous éléments étrangers. Tache de réaliser ces mesures en accor avec anarchistes.

RUDOLF (sin identificar).

(Volodarsky: El caso Orlov, pag 164)

Traducción: «Hace falta orientarse a la liquidación política de los trotskistas como contrarevolucionarios agentes GESTAPO. Después campaña política alejar del gobierno local y todos los órganos. Suprimir prensa, expulsar todos los elementos extranjeros. Tratar de realizar estas medidas acordadas con los anarquistas».

La expresión «liquidación política» podría llevar a pensar que el asesinato estaba descartado, pero «liquidación política» y «liquidación» no eran conceptos antónimos, sino sinónimos en la acción estalinista, como pronto se supo. Por otro lado, era la lógica de las cosas, porque en España en guerra, los agentes de la Gestapo y de Franco debían ser fusilados.

El georgiano, al tiempo que desistía de matar a Franco, cosa que no hubiera sido en absoluto imposible y meditaba en el pacto con Hitler, acusaba de «agentes de Franco», a los trotskistas españoles… o a quienes se les parecieran.