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FRENTE ÚNICO… ¿CON QUIÉN?

El nuevo sujeto revolucionario español

El nuevo sujeto revolucionario español

No soy enemigo de los programas mínimos o no lo soy siempre y cuando no se haga de ellos un programa máximo, siempre que no se pretenda que no hay nada más allá o que más allá está el Más Allá de una «segunda venida» de Lenin.

Por tanto tampoco soy enemigo de los frentes unitarios que ahora avientan muchas esperanzas… ¿Pero frente único con cualquiera, como dice Anguita o Podemos? ¿Frente también con todas las víctimas de la plutocracia, de la oligarquía, que no de la «casta», porque cuando las cosas tienen un buen sustantivo no hay por qué cambiárselo?

Manolo es carpintero y víctima de la plutocracia. El hombre tiene su negocio y había hecho guita, había vivido holgadamente desde que dejó de ser aprendiz a pesar de las crisis del 73, del 75, del 80… pero ahora ya no. Se ahoga, blasfema. Ha caído en la cuenta que es gobernado por ladrones y lo más suave que dice es que hace una cosa sobre «las tetas de la Virgen para que el niño mame mierda».

Cierto, Manolo el carpintero es una víctima de la oligarquía y lo sabe, por tanto es una de esas personas que el Frente Cívico, IU y Podemos tratan de reclutar como sujetos de la revolución democrática.

Pero Manolo tiene su negocio y en su negocio trabajaba un aprendiz al que ha tenido que despedir e indemnizar, y eso que hacía sobre las tetas de la Virgen, también lo hace sobre Paquito el aprendiz y toda esta gentuza que no son más que unos inútiles a los que, encima de estarlos enseñando un oficio, hay que pagarles y a los que, cuando las cosas vienen putas, hay que indemnizarles aunque para eso Manolo el carpintero tenga que llevar un mes comiendo macarrones con tomate. Y lo que ya es el colmo, también hay que pagarles vacaciones para que descansen, cuando resulta que la última vez que Manolo estuvo en Gandía fue hace cinco años, cinco años que se ha pasado partiéndose el lomo sin quejarse a nadie y sin que nadie le pague las vacaciones… Y, encima, el desgraciado de Paquito cobra paro, que paga Manolo con sus impuestos y cotizaciones, y se queja. Le dan dinero por no hacer nada y todavía se queja, el hijoputa.

Manolo también es una víctima de la Agencia Tributaria, de las «ayudas» a los bancos, de la quiebra de las autopistas, de todos esos fiascos y está hasta la zona genital de que le ordeñen dinero para los banqueros, sí, pero también para todos esos bribones que no hacen más que quejarse y pedir ayudas, como su vecino Remigio al que le dan cuatrocientos euros porque tiene a la suegra tonta en casa. Manolo también hace lo que le hacía a las tetas de la Virgen sobre Remigio. Él lleva quince años con la suegra metida en casa jodiéndole la vida y nadie le ha dado un duro y, además, la puta vieja no se muere ni con matarratas y, cuando por fin se muerda la lengua y se envenene, tendrá que pagarle el entierro, así que a todos esos de la «dependencia» les iba a enseñar él a estacazos lo que son ayudas.

Manolo lleva trabajando como una mula desde los catorce años y anda mal de los huesos y peor de la úlcera que le tienen que operar, pero cuando va al ambulatorio pierde la mañana entera porque la consulta está hasta arriba de moras, de negros, de gitanos, de rumanos… así que vuelve a hacer lo que le hacía a las tetas de la Virgen sobre los moros, los negros, los rumanos, los gitanos y su puta madre, y no es que Manolo sea, en su carpinteril condición, un racista, pero, como él dice, un país es como una familia y la familia es lo primero y luego vienen los demás y aquí resulta que como los españoles somos gilipollas, primero van los moros y él va el último.

Manolo el carpintero hay noches que llora. Va a perder su negocio y suerte que tiene la casa pagada, pagada rompiéndose el lomo durante lustros. Por eso mira con carpinteresca cólera a esos de la «PA». Coño, las deudas hay que pagarlas, como ha hecho él toda su vida, y estos desgraciados, que se han metido en trampas con eso de que si no te metes no sales y de que alquilar es tirar el dinero, ahora se pasan el día jodiendo el ascua para quedarse gratis con las casas que no pagan. De esta manera, Manolo vuelve a hacerles a los de la «PA» y los desahucios, lo que le había hecho a las tetas de la Virgen y eso que, a estas alturas, ya tiene las tripas tan vacías como las de una guitarra…

A ver, «camaradas» ¿de verdad me estáis diciendo que Manolo el carpintero es un sujeto revolucionario? ¿de verdad creéis que hay un programa mínimo que permita a Manolo el carpintero unirse a los obreros, a los asalariados, a los que viven de su nómina, para marchar con ellos a las barricadas de una revolución, aunque sea una revolución democrática? ¡Venga ya!.