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EL GOLEM

"El Golem" es una novela del austríaco Gustav Meyrink

«El Golem» es una novela del austríaco Gustav Meyrink

Al rabino Loew se le torció el Golem y a Izquierda Anticapitalista también, el suyo propio, más canijo, más tirillas, pero más voraz. Con un golpe seco, los demiurgos de Podemos van a ser purgados.

Ayer, este monstruo de barro se definía como hombre de Estado. Ya no se trata de escribir libros, sino de gobernar. Con un cinismo que quita las ganas de comer, desautoriza sus propias palabras y sus propios textos e instaura la volubilidad, la inestabilidad radical que se requiere para aprovechar la oportunidad, el oportunismo.

No se puede decir que esto sea una sorpresa. Primero apareció Monedero (ese trasunto de Guerra) advirtiendo del peligro de un golpe de estado dentro de Podemos, del peligro de que «un partido» se quisiera hacer con su control. Esto de acusar a otros de lo que uno está haciendo o está a punto de hacer es muy viejo, pero si existía el peligro de que «un partido», Izquierda Anticapitalista para hablar claro, intentara ser dominante en Podemos, este no es un peligro de naturaleza y condición distinta al de que otro grupo, la tropa de Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa, etc. se haga con ese control; y esto es, exactamente, lo que está pasando. Más allá de las letanías, dengues y gorigoris sobre «la gente» y su investidura de poder, es la tropa de Somosaguas la que se ha hecho con el control absoluto de Podemos mediante un «Consejo Ciudadano» o Comité Central irrelevante y un Secretario General que designa a su propio Politburó, completamente relevante.

El cinismo se volvió ya de factura destiladamente estaliniaca cuando Monedero (fue él, si no recuerdo mal) justificó la prohibición de que militantes de partidos de ámbito estatal tuvieran acceso a los cargos de Podemos, diciendo que esto se hacía para que topos del PP y del PSOE no infectaran el partido. Esta hipótesis, grotesca por otro lado, sólo tiene el efecto de expulsar, sin compromisos, a Izquierda Anticapitalista de Podemos, y la forma bastarda con que los de Somosaguas airean su propio «golpe de Estado» dentro de Podemos, debería ser suficiente para desvelar ante qué clase de gente estamos, cuál es la sustancia de la que está hecha esta cuadrilla. Pero es que, además, si existe el peligro de que topos de «la casta» infiltren Podemos es porque el gang de Somosaguas ha debilitado los mecanismos de control y revocación hasta convertirlos (cundo se consume el triunfo plebiscitario de la propuesta de Iglesias, será así) en quincalla y apariencia.

Y al mismo tiempo que sucede esto, que con este golpe seco el Gang destruye cualquier grupo organizado (tampoco caben las fracciones o tendencias dentro de Podemos) que pueda discutir o resistir su voluntad, en una escena que ya conocemos aquellos a los que nos blanquea el lomo, este nuevo Golem advierte: o se me obedece o me voy. Ved lo que hacéis vosotros, que sin mi no sois nada.

No hay que prevenir ningún «golpe de Estado» dentro de Podemos. Ya se ha dado. Se veía venir, era seguro que así pasaría, no era necesario estar ungido del don de la profecía para predecir ese futuro. Hace tiempo lo escribí aquí. Lo ha dado uno que ahora dice que lo que escribía, que lo que decía, es polvo y desperdicio, extravagancias, turbulencias irresponsables de literato que ya no valen porque ahora él es un hombre de Estado.

Bien, que lo sea. Sit divus, dum non sit vivus!