España miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
Mañana hay elecciones generales en la zahúrda hispánica y en esta tierra de impostura, el único lugar del universo mundo en que el populacho vitorea a las cadenas, se espera sin remedio que la marranalla fascista alcance un número decisivo de diputados.
No es de extrañar en esta calamidad, en este fiasco, en esta península malograda, donde la decencia ha de ser locura y el servilismo admirable virtud. Maldita sea España y malditos sus españoles, que marchan con sones de cuplé, risibles e impostados, a los desposorios con la Muerte.
Consumad pronto, canalla fementida, con ese esqueleto, odiosa estirpe de buscones y curas de andorga repleta, necrófilos nauseabundos, clerigalla zafia, desechos de la humana condición, matones en jauría, moríos pronto, pues lo mejor para vosotros sería no haber nacido y lo mejor, en segundo lugar, es morir en breve. Estinguíos, fracasado y estéril linaje, que convertís en ceniza cuanto, a vuestro alcance, nace valioso.