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LA MEMORIA DOS VECES MUDA

Estalinistas en España

Estalinistas en España

No se trata de los escombros estalinistas que subsisten, que también, sino de la unánime voluntad de negar que en España hubo una revolución y de ahogar su memoria en la legitimidad constitucional de la República o en el hecho manifiesto de la agresión fascista; y de la más unánime aún, voluntad de negar que junto al fascismo hubo otra contrarevolución. La condición contrarevolucionaria del stalinismo en España será sistemáticamente falseada porque no interesa ni a sus herederos ni a sus enemigos y, sien embargo, así ocurrió.

El el 21 de diciembre de 1936 Stalin remitía una carta a Largo Caballero, el hombre del colaboracionismo con la burguesía republicana, el mismo que durante las jornadas de octubre del 34 dejó desarmados a los obreros de Madrid porque lo único que pretendía con su «huelga general pacífica» era hacer reflexionar al hipócrita Alcalá Zamora, el pusilánime señorito andaluz tan caro a la clerigalla y a la oligarquía terrateniente.

El «consejo» de Stalin era garantizar la propiedad y la inexistencia de una república comunista:

«No hay que rechazar a los jefes del partido republicano sino por el contrario atraerlos al gobierno, hacer que participen en la responsabilidad común de la obra de gobierno. Sobre todo, es necesario asegurar al gobierno el apoyo de Azaña y de su grupo, haciendo todo lo posible para vencer sus titubeos. ESTO ES INDISPENSABLE PARA IMPEDIR QUE LOS ENEMIGOS DE ESPAÑA LA CONSIDEREN COMO UNA REPÚBLICA COMUNISTA, que es lo que constituye el peligro mayor para la España republicana. SE PODRÍA ENCONTRAR OCASIÓN PARA DECLARAR EN LA PRENSA QUE EL GOBIERNO DE ESPAÑA NO TOLERARÁ QUE NADIE ATENTE CONTRA LA PROPIEDAD y los legítimos intereses de los extranjeros establecidos en España, ciudadanos de los países que no sostienen a los rebeldes».

En definitiva, para el seminarista sanguinario, para el oseta despreciable, el mayor peligro en España era una República Comunista. Para Franco también.