Toda la responsabilidad del aparato de IU Madrid en el asunto de las tarjetas queda sobre las espaldas de un diputado regional de tercera o cuarta fila (Antero Ruiz) que pagó con ese dinero la fianza de un recurso judicial de IU. Este hombre no es un Moral Santín, un ladrón que hizo fortuna robando. Pilló un poco, pero pilló para su partido, de donde se sigue que, inevitablemente, su partido lo sabía, y ahora, en una rediviva del mejor cinismo estaliniaco, de ese que se debe a las aquilatadas tradiciones del PCE contra trotskistas, monzonistas, titistas, comoreristas, antonistas, claudinistas, etc. etc., el aparato responsable de haber amparado, consentido, sustentado y en su momento, nombrado, a los que, no sólo robaron, sino que aportaron su complicidad a la privatización de la Caja; dice que el responsable político directo es este Antero Ruiz.
Ángel Pérez, Gregorio Gordo o ese acicalado «hipster» que atiende al nombre de Eddy Sánchez, no tienen nada que ver, no digamos ya el propio Miguel Reneses, hombre sobre cuya mesa confluyen todos los hilos del aparato de IU y que supo, muy pronto, hacerse imprescindible para Cayo Lara. Ninguno de estos es «responsable político directo», ninguno de estos, ni siquiera el tal Eddy, que ha reconocido (porque no lo podía negar, está publicado) su numantina defensa de un roedor como Moral Santín, tiene responsabilidad alguna. La tiene toda un pobre diablo ofrecido en sacrificio.
Era evidente que esto iba a pasar. Sólo los japoneses se hacen el seppuku, pero no es la primera vez. En vísperas de las últimas municipales se imputó al sevillano Torrijos por corrupción en el asunto Mercasevilla. El día antes IU, con mucho aparato, había hecho público su decálogo contra la corrupción: ningún imputado sería candidato… Pero el imputado Torrijos, el más entregado de los muchos amantes que tienen los centollos y las cigalas, sí fue candidato. Lo consiguió abriendo un blog y publicando un artículo titulado «la corrupción está en Madrid» donde señalaba con su dedo acusador, perfumado con los aromas de muchas langostas y langostinos, a Miguel Reneses. El asunto se arregló. IU declaró que el caso de Torrijos era una vil maniobra electoralista contra IU y se añadió que el Decálogo no se refería a los imputados, sino a los acusados, matiz jurídico importante pues entre uno y otro momento procesal pueden mediar años.
El horizonte es desolador, el presente está devastado, la historia enterrada y la esperanza congrega ilusos alrededor de los faldones de la túnica de un ilusionista. ¡Maldita sea mi pena negra!
http://www.eldiario.es/politica/IUCM-Antero-Ruiz-Caja-Madrid_0_314619560.html